Algo verdaderamente interesante que capté en la entrevista a
Joaquín Pratts, es que señala que no se debería tomar a la historia como un instrumento
para intentar comprender el presente o, en su lugar, intentar predecir el
futuro, idea muy diferente a lo que habíamos aprendido con autores pasados; porque,
en una parte tiene razón, ningún acontecimiento puede ser relativo a otro, pero
no podemos negar el hecho de que sí nos ayuda a comprender algunas ideologías o
el por qué nuestro mundo está tal y como lo conocemos. Nos habla del error que
cometen muchos de los sistemas de educación (como el de nuestro país), que en
lugar de tener como competencias básicas el análisis de fuentes y la crítica a
las mismas, lo es el memorizar fechas y cronologías o en sobremanera el
nacionalismo. Así, este señor, nos argumenta que la finalidad de la enseñanza
del pasado no es simplemente conocer nuestro contexto, sino vernos como parte
de él y formar a personas que no se dejen doblegar fácilmente ante lavados de
mente (por así decirlo) y fuentes falsas, para promover la conciencia.
Buena información y manejo de referencias.
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